Escocismo de Bolivia

octubre 27, 2017

EL FUEGO COMO ELEMENTO PRINCIPIO

“Así es como el Verbo Divino -la Palabra de la Verdad- inspira nuestra inteligencia y se hace carne en nosotros y nos hace superar nuestros errores, ilusiones y limitaciones, según recibimos, participamos y vivimos de su gracia, y su Fuego eleva, purifica y regenera todo nuestro ser, convirtiendo nuestra naturaleza inferior, instintiva y pasiva” – Aldo Lavagnini.

Maravillosa dimensión de existencia, despliegue de senderos con álgidos y a la vez satisfactorios discernimientos, engranajes que una vez más obturan la reflexión, más no para dar chance al obstáculo o a la inercia, más aun para cernir simplemente lo mejor y lo aprovechable para la nutricia evolución del Alma. Cierto es, que esta llamada evolución, debe implicar el trabajo de caer alguna vez, varias veces, para que ese equilibrio se desarmonice y lo estático quede a merced de la desnudez espiritual y mental. Reformular sistemas de creencias individuales y colectivas, atravesando la mística purificación y renovación.

Se proscribe el quedarse imberbe, indiferente, perezoso, víctima de la caída… Dentro ello se erige e identifica el Fuego Sagrado como la voluntad encaminada a obtener el íntimo desarrollo espiritual. Esencia que se esconde por doquier, abarca toda la Naturaleza y el Universo mismo; produce, renueva, divide, consume, alimenta en fin, a todos los cuerpos.

EL GERMEN ACTIVO

Desde tiempos inmemoriales se consideró al Fuego como el principio dinámico de toda existencia, el primigenio agente de la naturaleza, concibiendo primero de él el emblema de la Divinidad y luego la Divinidad misma, la menos imperfecta de todas sus manifestaciones y un canal directo de comunicación con lo Supremo. El ser humano ha interiorizado el hecho por el cual la Deidad anida en todas las formas creadas, el Universo, pues entonces, puede traducirse en realidad como un tabernáculo que guarda el Fuego Místico y es precisamente esa Divina Presencia que lo hace sagrado, reconociendo en la llama, algo que se asemeja estrechamente al volátil resplandor que arde en su propia Alma.

Y es que en él se encuentran unificadas las dos polaridades de la Naturaleza: es la fuerza que todo lo embellece y que a veces también devasta, es la línea cósmica que permite la trascendencia humana. La Masonería adopta el significado simbólico y primitivo del Fuego Sagrado, reconociendo su doble condición: en él coexisten creación e iluminación, por un lado, y destrucción y purificación, por otro. Cielo y tierra en solidaria causalidad. No hay arquetipo que contenga de una manera tan balanceada la formula vida-muerte, muerte-vida, hallándose inmerso en un espacio/tiempo de encuentros y desencuentros.

“Esto habla sobre el poder que ejerce dentro de los campos más arcaicos y ocultos de nuestros pensamientos; el Fuego no solo explica la naturaleza subjetiva de la humanidad, sino que la ha animado a lo largo de los años. Con esto, el Fuego está dentro y está fuera, logra separar materia y espíritu, al contemplarlo es donde el hombre proyecta todo su Ser, todo el inconsciente colectivo está a disposición del Fuego, acá se unen todos sus Símbolos” (“La Psicología Simbólica Interna del Fuego” – Alejandra Parra).

Es ese Fuego, alma de la naturaleza de la que perpetuamente renueva las formas, que divide los elementos de los cuerpos o que reúne sus moléculas dispersas. Es purificación y correlación en un solo principio de vida, el encuentro armónico del ciclo infinito de renacimiento, evolución y regeneración.

PANTA REI – TODO FLUYE

El Fuego como energía vibratoria es generador de fuerza y vida, poder del espíritu y catalizador de materia. Así en su concepción espiritual es la representación del despertar del Alma, de la fuerza y el aliento vital, de la chispa divina, dando un nuevo enfoque al sentido de existencia de cada ser humano, proveyendo creatividad en sutil y magnánima expresión. El Fuego es absorbido en el hombre a través de los rayos solares y es generado dentro de él a través de la combustión química de los elementos aportados por la alimentación, toda esa energía mantiene al organismo físico en constante actividad; debemos, ante ello, recordar también que en la base de la columna vertebral se encuentra el Fuego Alquímico que una vez despertado llevará al hombre a su máxima realización: el antiguamente conocido como kundalini, esa energía ígnea que una vez ha sido activada puede ir accionando cada uno de sus chakras hasta llevarlo a un nuevo estado de conciencia.

El hombre nunca es verdaderamente sabio hasta que empieza a sondear el enigma de su natural existencia, reconocimiento que le permitirá levantar el velo de su propia capacidad. Reflexión, observación y disciplina lo guían hacia la acción y renovación de su mística evolución interior y de la comprensión del vasto Universo que le rodea. Es por ello, que el Grado Roza Cruz simboliza el invierno, estación del Fuego Sagrado, espacio donde obra con más fuerza y poder, pues prepara sutilmente en el interior obras majestuosas manifestadas a través de la naturaleza, amalgama que se revelará a su debido tiempo.

La Rosa y la Cruz representan al ser humano frente al universo en actitud de admiración y éxtasis. Se interpreta como símbolo de redención, ya que es capaz de redimirse así mismo ante la contemplación de la grandeza y belleza universal. La Rosa es signo de la mente y del corazón del adepto, cuando en el ha florecido el Fuego inextinguible y eterno. Ese Fuego renovador que es la sustancia de vida, proveedora del alimento espiritual, proceso en el cual la Consciencia (Rosa) surge del Árbol de la Vida (Cruz) y del cual le urge emanciparse, soltándose de las incidencias de la existencia de los planos inferiores. Solo así se podrá proclamar entonces la conquista del individuo sobre sí mismo, por sí mismo, es decir, el camino redentor y purificador para retornar a la Fuente Primigenia, en el cual su identidad incorpórea, mediante el proceso de regeneración, consume gradualmente todos los elementos groseros del ser, transmutándolos en poder anímico, resurgiendo en toda su fuerza la Vida Elevada de la individualidad.

HACIA EL IDEARIO ROSA CRUZ

Sabiduría, pureza, ser libre en espontanea voluntad, arraigarse sin apegos en este plano de existencia encumbrada como extraordinaria escuela de vida, con el único objetivo de emancipar y desarrollar su implícito poder interior. Contexto de progreso en el cual razón e intuición, mente y corazón, materia y espíritu, aunados en singular proporción asumen la íntima reivindicación y provechosa transformación en los diversos planos de acción.

Caballero Rosa Cruz que con ecuánime mentalidad, sostiene el principal anhelo de alcanzar, por la vía iniciática, la transformación de su Yo Interior, el cambio de sustancia mediocre y tosca a una esencia excelsa y divina, cuyo intrínseco resultado sea la manifestación de la Mística Rosa, en inquebrantable reencuentro con el Cristo Interno. Atraviesa longitudes superiores con exaltada y remozada vibración energética, atisbos esperanzadores dentro un nuevo y privilegiado nivel de conciencia y madurez.

¿Existirá quizás la tristeza sin la felicidad? ¿Dará fuerza la vida sin presencia de la muerte, incrustándose en el limbo del imprescindible retorno? Vaivén de polaridad hermética. Flujos opuestos de una misma energía… Complementarios en la divergencia… Necesarios en su existencia. El viaje del noble Caballero Rosa Cruz ahonda más allá de su simple cuerpo físico, se orienta, se enfoca, reflexiona, actúa, para ser la íntima manifestación del Amor Universal e Impersonal, sublime energía que enarbola y exalta las más profundas interrelaciones humanas.

Compasión, servicio, amor al prójimo, esfuerzo por la virtud que le transporta hacia un estado de completa y genuina felicidad, pues ha logrado la regeneración alquímica y la trascendencia de la dualidad a través de genuina integración, efecto directo y nutricio del Fuego Sagrado. Visión en la cual, destellan los valederos esfuerzos en bien del progreso y evolución moral de la humanidad.

Es entonces que delinea sus pasos, sin vacilaciones, al triunfo final de la verdad sobre la falsedad, de la emancipación sobre la esclavitud, de la luz sobre la oscuridad, de la vida sobre la muerte y del bien sobre el mal; haciendo prevalecer el Fuego inmutable e imperecedero de la Fe, de la Esperanza y de la Caridad, en evidente honra y gratitud por haber hallado la Palabra Perdida en el Santuario de su fuero interno. El Fuego de la virtud arroja la servidumbre y vuelve al hombre a la libertad.

Insoldables y rítmicas notas que se abren paso en la armonía inextinguible del Universo a la gloriosa consumación de la misión del Caballero Rosa Cruz, en la aceptación de sus oscuridades, en el reconocimiento de su Luz Interior, ígnea esencia que le permite encauzar y ofrecer mutuo sostenimiento en generosa comunión con el mundo y el conjunto humano. Inmerso en infatigable búsqueda del anhelado orden dentro el caos, se sabe digno, la integridad lo acompaña, Humildad ante todo pregona para sí mismo, abre al fin su Alma hacia la decorosa guía de la Sabiduría del Corazón…

Christian Solís Ovando, XVIII° Cab.·. R.·.C.·.

Camp.·. de Cochabamba, 27 de Octubre e.·. v.·.

XVIIIº