Escocismo de Bolivia

octubre 23, 2015

EL JURAMENTO DEL GRADO

  1. Antecedentes.-

Antes de desarrollar la interpretación del Juramento del Grado de Maestro Elegido de los Nueve en específico, considero necesario recapitular el significado simbólico de los grados V, VI, VII y VIII anteriores, que son conferidos identificando la parte de la leyenda que corresponde a cada uno de ellos.

Nuestro ritual de promoción al Grado IX identifica tres juramentos a lo largo de la ceremonia, que al principio parecen no tener mayor relevancia que la ser una mera formalidad para la recepción de los grados, pero luego de un análisis y lectura meditada de la leyenda que corresponde a cada uno de los grados intermedios del 4° al 9°, encontramos el significado e importancia que reviste el juramento (tercer) que realizamos a tiempo de ser consagrados como Maestro Elegido de los Nueve.

El primer juramento antes de conocer los misterios de los grados 5° y al 8°, no resulta de mayor relevancia en sí mismo, ya que refiere la promesa y compromiso convencional que se exige en cada nuevo grado en Masonería, de no revelar a nadie que no estuviese autorizado, los secretos que le serán transmitidos al conferir estos grados previos.

De esta manera en el Grado V, denominado Maestro Perfecto, encontramos el relato de la tradición que se forjó en conmemoración a los funerales que el Rey Salomón ordenó realizar en honor al Maestro Hiram Abif, en el que se resalta la exigencia de elevada moral, buena reputación y conducta que debía tener aquel que representaba a Hiram en el lecho de muerte en cada celebración, características que debía mantener en los años venideros, por respeto al sitio y vestiduras que alegóricamente utilizó.

En el Grado VI, denominado el Maestro Íntimo o Maestro por Curiosidad, se relata la leyenda que envuelve la promesa que Salomón hizo a Hiram Rey de Tiro, de regalarle 20 ciudades en compensación por la construcción del Templo y cómo éste, desconfiado viaja de incógnito a esas 20 ciudades y las encuentra en ruinas, despertando en él la ira al sentirse engañado por Salomón, pero no tomó en cuenta que éste ya había dispuesto reconstruir y adornar estas ciudades antes de ser entregadas. Pero la ira y la desconfianza llevan al Rey de Tiro a actuar violentamente en contra de Zabud, cuando quiso irrumpir abruptamente en la cámara de audiencias para increpar a Salomón. Esta leyenda nos enseña a ser celosos y fieles, desinteresados y bondadosos y aprender a ser amigables componedores, sin emitir juicios hasta después de estar convencidos de nuestras sospechas.

El Grado VII de Preboste y Juez o Maestro Irlandés, relata la creación de un tribunal de justicia que Salomón conformó con 7 prebostes o jueces, para investigar y juzgar crímenes como el horrendamente cometido con Hiram Abif; Este grado en esencia, inculca la Justica.

De esta manera llegamos al Grado VIII, denominado Intendente de los Edificios o Maestro de Israel, consagrado esencialmente a la necesidad de una legislación justa que equilibre el trabajo y capital para lograr la armonía y bienestar del pueblo.

Encontramos en este Grado VIII el segundo juramento representado por la consagración del recipiendario en los grados del 5° al 8°

  1. Interpretación y Conclusiones.-

Luego de haber recibido los grados anteriores y atravesado los dos primeros juramentos que parecen no tener mayor relevancia, llegamos al Tercer Juramento para la Consagraci{on como Maestro legido de los Nueve, Grado 9°, que a la letra señala: “… juro y prometo solamente no revelar jamás los secretos de este grado de maestros elegidos de los nueve, a ninguna persona en el mundo amenos que est{e autorizada de recibirlos o que yo est{e autorizado para comunicarlos.

Juro y prometo asimismo poner todos mis esfuerzos al servicio de la instrucción del pueblo y contribuir por todos los medios a extirpar el error y propagar la verdad. Todo lo cual juro y prometo bajo pena de ser expulsado de la orden y presentado ante el mundo como un hombre falso y sin honor.

Que el Gran Arquitecto del Universo me permita cumplir este juramento, que presto de mi libre y espont{anea voluntad.

Este juramento resume la esencia y la gran responsabilidad que se adquiere en la instrucción  y enseñanza del pueblo para este Grado, que no pasa por algo lírico o meramente litúrgico, sino que exige de cada uno de nosotros el compromiso y obligación de la ACCIÓN “PRO PATRIA ET POPULO”, es decir, Pro Patria y Pueblo.

Podemos considerar que éste mundo de conocimiento y principios que se pregonan en masonería, están plagados de buenos sentimientos y admirables palabras, pero lamentablemente con prácticas sucias. De hermosas ideas, pero malas obras, un mundo cuyas más oscuras pasiones no sólo están envueltas en costumbre y ceremonia, sino escondidas por un velo de hermosa afectividad.

Este juramento nos exige ser consecuentes con lo que pregonamos, ser consecuentes con lo que decimos y escribimos, en resumen, ser más acción que palabra. La mayoría de los hombres tienen sentimientos, pero no principios; los primeros son sensaciones temporales, los segundos impresiones permanentes y directrices de bondady virtud; los primeros son generales e involuntarios, y no alcanzan el rango de virtud. Todo el mundo los siente, surgen espontáneamente en cada corazón; los segundos son reglas de acción y dan forma a nuestra conducta, que es en lo que insiste la Masonería.

La combinación de los valores que resaltan las leyendas de los grados previos se suman y consolidan en acción en el juramento del Grado 9º: Mantener la elevada moral, buena reputación y conducta que promueve el Grado V; ser celosos y fieles, desinteresados y bondadosos y aprender a ser amigables componedores en el Grado Sexto; Inculcar la Justicia que recomienda el Grado VII y; la necesidad de una legislación justa que equilibre el trabajo y capital a los que hace referencia el Grado VIII, deben conjugarse con el deber de enseñanza y lucha activa contra el error para propagar la verdad en nuestra sociedad, como obligación del Grado Noveno, devela el significado del juramento del Grado.

Nuestra inactividad o simplemente la hipocresía de decir algo, pero actuar de manera diferente, manteniendo los vicios, constituyen la muerte y el fracaso si en algún momento tuvimos la intención de realmente ser útiles a nuestra sociedad cumpliendo la filosofía que profesamos en masonería.

Por Patria et Populo, es el lema de nuestro grado, que se encuentra resumido en nuestro juramento de luchar con todas nuestras fuerzas y toda nuestra capacidad para lograr el equilibbrio, la justicia y la igualdad que nuestro pueblo espera de nosotros.

  • Conclusiones.-

La Masonería espera de nosotros mucho más que apasionados discursos de bienestar y bondad, sino que exige de nosotros el cumplimiento del juramento de huir del vicio y practicar la virtud en nosotros mismos. Podemos ser excelentes profesionales, pero los peores padres o esposos; con el ejemplo de nuestros acotos logramos enseñar al pueblo el camino de la virtud que tanto necesita nuestra sociedad corroída por la injusticia y las desigualdades.

Pro patria y Pueblo, no significa que desfilemos por las calles luciendo nuestros mandiles, ni tampoco tomar una postura institucional frente a las injusticias y crímenes que día a día vemos en nuestro pueblo, sino tomar la posición crítica, activa y de reproche cuando nos encontremos frente a estos vicios lacerantes que aquejan a nuestra sociedad.

Desde nuestra discreción de masones, debemos encontrar la manera de ACTUAR protagónicamente en nuestra sociedad cuando nos encontremos frente a los vicios y crímenes, no con una actitud de venganza, sino de Justicia y Perdón. Hemos jurado ponernos al servicio de la instrucción del pueblo y contribuir por todos los medios a extirpar el error y propagar la verdad, empezando por nosotros mismos, nuestras familias y llegar a la sociedad en general por medio de la ACCIÓN.

M. E.

Ernesto U. R.  Grado IX

Log.·. Per.·. Cóndor No. 4, Campamento de Cochabamba

23 de octubre de 2015 e.·.v.·.

BIBLIOGRAFÍA:

Liturgia del Grado IX

Moral y Dogma del R.·.E.·.A.·.A.·., Logia de Perfección (Grados 4 a 14), Albert Pike

IXº, Portada