Escocismo de Bolivia

abril 2, 2016

ESCOCISMO Y MEDIO AMBIENTE

Muy Ilustre Soberano Gran Comendador, Soberanos Grandes Inspectores Generales del Grado XXXIII, Ilustres hermanos todos.

Permitidme presentar este trabajo arquitectónico sobre una temática que atañe a todo ser viviente y es tan poco comprendido por uno de los mayores logros de la naturaleza que es el hombre.

PREÁMBULO

El astrónomo estadounidense, investigador de la Universidad de Chicago Dr. Edwin Powell, en 1929 descubrió que el universo no es un algo  estático y menos orbital como sostenía Aristóteles, A partir de ello, científicamente se sustenta que el universo se halla en expansion y por consiguiente ante tal estado de situación, corresponde afirmar que tiene que haber habido  un  momento inicial, en el cual se dio un comenzó.

Al presente y consolidando tal afirmación, merced a la certeza tecnológica, es posible develar los enigmas del macrocosmos y del microcosmos que nos rodea, siendo más accesible que nunca, el poder percibir la exquisitez del diseño de la creación, resultante en una arquitectura universal, generada en y por un “Qué”, cual ideal superior dotado de una inteligencia aún inexplicable que venimos a denominar como el Gran Arquitecto del Universo; Principio Creador, que es el principio originario y causa primera que precede a la creación del todo.

En esa extraordinaria complejidad que hace a la dinámica de la creación, se encuentra “la naturaleza”, que es un referente en el presente trabajo arquitectónico, al igual que el mar de definiciones expresadas sobre ella, por la Real Academia de la Lengua Española y por eruditos. De tales definiciones,  se puede inferir que la naturaleza como tal, es una manifestación constituyente y fundamental en el ámbito del mencionado principio creador y simultáneamente organizadora de todo lo que existe, razón por la cual principalmente en lo biótico, pero también en lo abiótico se le designa como “madre naturaleza”, convirtiéndose en el conjunto de las cosas que existen en el mundo o que se producen o modifican sin intervención del ser humano y de la cual él se debería constituir en su custodio, meced a la dinámica de la misma.

De esta manera, en el mundo terrenal, la naturaleza debe ser vista como un Templo en Construcción, el cual se edifica acore a la Arquitectura Universal, cuyo vivificador es el Sol, que desde el neolítico ha sido interpretado por el hombre en su tranversalización por la vida, mediante los equinoccios y solsticios, que cultural y filosóficamente representan para nosotros el nacimiento de la propia existencia, el esplendor y la belleza de ella, su plenitud y por último su fin. Por esta razón, es que en el R:.E:.A:. y A:., y en particular en el Escocismo, ésta majestuosa creación, la naturaleza, exige pues de nosotros hacia ella, y a nombre de la humanidad, una comprometida y  profunda conducta de conciencia moral que nos impulse a preservarla, conservarla donde corresponde, y mejorarla en todos sus aspectos.

EL MEDIO AMBIENTE

Este término, está formado por dos palabras de origen latino, a saber: médium que se traduce como medio y ambiens, o ambientis, que proceden del verbo ambere, y que quiere decir “rodear”. Ambas palabras asociadas, tienen un significado de máxima actualidad e importancia universal, al estar este determinado por factores: físicos, biológicos, socioculturales y económicos[1], lo que quiere decir que se trata del entorno que condiciona la forma de vida de la sociedad y que incluye valores naturales, sociales y culturales que existen en un lugar y momento determinado.

Tomemos como punto de partida, las interpretaciones posiblemente más generalizadas sobre el concepto de medio ambiente. Así se advierte, que es un conjunto de elementos abióticos como son: la energía solar, el suelo, el agua y el aire, y también como los bióticos u organismos vivos, que integran la delgada capa terráquea llamada biósfera que es el sustento y hogar de los seres vivos[2]. Téngase presente, que este medio ambiente es a su vez, el espacio en el que se desarrolla  la vida de los seres vivos y que permite la interacción de los mismos incluyendo los elementos artificiales en los cuales están presentes las relaciones socioeconómicas, donde hallamos la urbanización, los conflictos dentro de una sociedad, y otros como la suma de las relaciones culturales y sociales, en un entorno, en un momento histórico y un lugar en particular, incluyendo a las costumbres y tradiciones, así como otros.

Este medio ambiente, bien sabemos que en el último siglo ha comenzado a ser objeto de cambios preocupantemente significativos, generados por el ser humano mediante sus actividades industriales, productivas y económicas como ser: la deforestación; la contaminación del hídrica, atmosférica y litosférica; la degradación de la biodiversidad en flora y fauna; la degradación paisajista; la urbanización; el uso de elementos o productos químicos; la presencia de agujeros en la capa de ozono; y en definitiva, el resultante cambio climático, todo ello afectante a cuanto seres viviente que habitan el indicado medio ambiente[3].

El hombre moderno, relaciona cada vez más a su desarrollo humano con la comprensión del hecho, que su modo de vivir está establecido por el medio ambiente que le rodea. Este medio ambiente, en un pasado se contextualizaba tan solo con la naturaleza inmediata, la granja, la villa, el burgo y más tarde la ciudad o el Estado. Hoy sea por la globalización o por la mundialización, el mismo se ha planetarizado y se halla movilizado, sea positiva o negativamente, por el interés individual, por un economicismo desenfrenado y por las aún débiles  bases sensatas de protección.

En este torbellino existencial que nos toca vivir, queda la pregunta por ser respondida ¿Dónde es que comenzó el hombre a ir por el mal camino, al seccionar los heredados lazos de unión con el resto de la naturaleza? Nadie lo sabe, pero, eso sí, se sabe del cuándo, que fue en el instante en que el hombre se reveló como el único animal que se dispuso a dominar el medio ambiente, en vez de adaptarse a él[4].

En este siglo, el hombre se ha convertido en el conquistador de la biósfera y en el colonizador de la tierra. Y es así, que inexorablemente tendrá que decidir por cual ruta seguir: sea por inclinarse ante la majestuosidad de la tecnología y vivir en un medio en el cual estará cada vez más apartado de la abundante experiencia biológica lograda en cuatro mil millones de años, o por aquella de VIVIR EN ARMONÍA CON LOS PRINCIPIOS DE LA ECOLOGÍA, SUPEDITANDO A ELLO EL USO TECNOLÓGICO.

EL ESCOCISMO

El Escocismo en el R:. E:. A:. y A:., centra su esfuerzo de perfeccionamiento en desarrollar de manera armónica las tres columnas que le sostienen, bien sabemos, que estas son: el espiritualismo, el humanismo y la libertad. En relación cercana a nuestro objeto de estudio, permítaseme puntualizar sus alcances basándome para ello en algunos trabajos arquitectónicos anteriores de mi autoría e interpretaciones complementarias.

Partamos con la conceptualización de espiritualismo del filósofo italiano Nicola Abbagnano “el espiritualismo enseña la espiritualidad del alma, la libertad y la responsabilidad de las acciones humanas, las obligaciones morales, la virtud desinteresada, la dignidad de la justicia, la belleza de la caridad, y más allá de los límites de este mundo muestra a un Dios autor y modelo de la humanidad que luego de haberla creado, evidentemente con una excelente finalidad, no la abandonará en el desarrollo misterioso de su destino[5].

Esta expresión, sintetiza el grato deber que asumimos al relacionar nuestro cuestionamiento respecto al de dónde venimos, dónde estamos y a dónde vamos, con la presente razón de existir, vinculada con la naturaleza y sus distintas forma, que va evolucionando a la par de la inventiva y creatividad humana, debiendo la humanidad, como se expresó ser la custodia de dicha naturaleza.

Respecto al humanismo, saber antropocéntrico de inspiración renacentista basado en la integración de los valores humanos, éste ha retomado la cultura grecolatina a fin de restaurar aquellos valores, donde el hombre es la medida de todas las cosas, y en él se afirma que la organización social debe desarrollarse a partir del bienestar humano. Su propósito doctrinal, es el de formar a personas  a fin que estén preparadas para desarrollar una vida activa en la comunidad civil, que confíen en sí mismas, y que sean capaces de discernir por sí solas entre lo correcto y lo incorrecto.

Este humanismo, consolidando el logro de la persona al interior del ser,  toma fuerza a medida que se avanza en el Escocismo, y lo hace en una forma de un humanismo social  retrotrayéndonos, entre otros,  a los valores humanos de la Grecia Antigua, al pensamiento del escritor y poeta italiano Francesco Petrarca (1304 – 1374), al filósofo francés Auguste Comte (1798 – 1857) y al médico humanista y filósofo, amante de la vida y de la naturaleza , Premio Nobel de la Paz 1952 Albert Schweitzer (1875 – 1965), quien ha sostenido que la filosofía verdadera debe empezar en sentido de: “soy ser vivo, y deseo vivir en medio de seres vivos que desean vivir” , afirmación desarrollada a partir de su obra ético – cultural Reverencia por la vida. La vida y el amor en su opinión están basados y siguen el mismo principio: respeto por cada manifestación de la vida y una relación personal y espiritual hacia el universo.

Como corolario, se puede deducir que aquella apreciación plena en lo tocante a un humanismo que pudiera haber nacido al fragor de la primera y segunda etapa de la Revolución Industrial, queda desvirtuada en virtud que la interpretación respecto a que el hombre es “la medida de todas las cosas”, hoy debe circunscribirse en torno de un pensamiento complejo mediante el cual es menester hacer uso de la capacidad de interconectar distintas dimensiones de lo real, en esa vivencia de la cual dicho hombre en primer lugar es objeto de la creación y en segundo lugar, es sujeto tan solo de la creación puntual, producto de su inteligencia. Por ello, debe velar por la sostenibilidad de lo natural que también pertenece a las generaciones futuras.

Hagamos referencia a la libertad. En términos sencillos, “esta es la facultad o capacidad con que cuenta el ser humano de actuar o de no actuar, siguiendo según su criterio o voluntad”. Por otro lado, el concepto de libertad, que por su razón de ser no puede ser absoluta, en el ejercicio humano de “ser libre”  lleva consigo la disposición de una “posibilidad de elegir”, acompañada de la disposición de contar con la suficiente inteligencia valorativa y el suficiente conocimiento respecto a los elementos de juicio pertinentes para tal elección, De ello,  se infiere la imposibilidad de ejercer una pseudo libertad en perjuicio de otros, lo que atañe a la protección del medio ambiente, o de elegir en contra de la relación de causalidad inmersa en las leyes de la Naturaleza.

El gran filósofo español Fernando Savater en su obra Ética para Amador afirma: «No somos libres de elegir lo que nos pasa, como ser: haber nacido tal día, de tales padres y en tal país, padecer cáncer o ser atropellado por un coche, ser guapos o feos…, sino libres de responder a lo que nos pasa de tal o cual modo como ser: obedecer, rebelarnos, ser prudentes o temerarios, vengativos o resignados...» Esto recuerda al masón escocés que para ser libre, es menester que cuando, conciente de sus actos  y de lo que de ello devenga, asuma plena responsabilidad en la elección de su actuar en lo tocante a la convivencia armónica con la naturaleza en sus diferentes formas, desde lo biótico hasta lo social.

Mientras que en nuestro legado filosófico la igualdad evoluciona hacia la equidad, la fraternidad hacia la solidaridad, la libertad lo hace hacia la propia libertad, constituyéndose en el nexo entre el humanismo espiritualista de la filosofía tradicional y el humanismo antropológico moderno, surgido a partir del pensamiento de la ilustración. Dicho de otra forma, está escrito que la evolución de la forma de pensar de la persona puede cambiar de derrotero, pero siempre girará en torno de “ser libre”.

Corroborando a cuanto expuesto en el segundo párrafo del presente trabajo, la Libertad, cualidad que al ser resultante del no temer, se amalgama con el amor pues solo ama quien es libre y no teme. De esta manera, amar a la naturaleza, es sentirse libre ante ella y no temerle como sucedía en el neolítico. Amarla es tomar de ella cuanto nos brida y en agradecimiento, nuestro sentir se expresa en protegerla.

LAS CONCLUSIONES

La cotidianidad en la cual nos encontramos inmersos en esta existencia consumista, al igual que la superficialidad con que enfrentamos la tragedia ambiental, nos mantiene encadenados de manera irremediable, esto es, merma ostensiblemente nuestra capacidad de ser libres. Ante ello, es que el Escocismo proclama la fuerza liberadora de la conciencia espiritual que va evolucionando al interior del escocés, en el transcurso de los diferentes grados, amalgamantes éstos de la dimensión filosófico – religiosa en la cual el masón se aboca a estudiar, entender y vivir la razón del principio creador; con las dimensiones ético – moral así como socio – política del humanismo, orientadas estas últimas hacia el giro humanista inmerso en la actual configuración de la vida social y acorde a los principios del Rito.

Una vez munidos de tal conciencia espiritual, los miembros del Escocismo, deben profundizar su entender a cerca de la prevención de la naturaleza en sus diferentes ámbitos. Esto quiere decir, que ejerciendo lo conciencial – social, sea en lo individual o en lo colectivo, y bajo un criterio cautelar o de alerta, es que se debe internalizar el cuidado del medio ambiental, haciendo énfasis en temas como  el cambio climático, la biodiversidad, la educación ecológica, los recursos naturales, el tratamiento de residuos y otros. Si bien, lo dicho es de suma importancia, ante la realidad presente esto no es suficiente pues se debe ir en pos del porqué el hombre no deja de agredir a dicho ambiente.

Uno de los caminos para este cometido, puede ser el de relacionar al medio ambiente que es todo lo que nos rodea, con el desarrollo que es cuanto hacemos con esos recursos para mejorar nuestra vida, y mejor si a dichos recursos les garantizamos sostenibilidad.

Según la Comisión Mundial del Medio Ambiente de la Organización de las Naciones Unidas, el desarrollo sostenible allá por 1987 se ha definido como «un desarrollo que satisfaga las necesidades del presente sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades».

Sin embargo, al presente, y por un sinnúmero de imperfecciones humanas,  esta proclama no goza de la debida objetividad, lo cual ha llevado a que para poder llegar a resultados favorables, es menester lograr un EQUILIBRIO RACIONAL AMBIENTAL Y DE SOSTENIBILIDAD, ENTRE LAS DIMENSIONES ECONÓMICAS, SOCIALES Y ECOLÓGICAS, inspirado ello, es que en una sociedad sostenible no debe haber: un declive no razonable de cualquier recurso, un daño significativo a los sistemas naturales, o un declive significativo de la estabilidad social.

Fundamentándonos en las tres columnas que sostienen al Escocismo, esto es en la  espiritualidad, el humanismo y la libertad, es menester trabaja en valoraciones filosófico – pragmáticas, respecto a las tres dimensiones indicadas y el modo mediante el cual se pueda lograr un equilibrio entre ellas, a partir del principio de un Trade – off que conlleva el saber ceder en sentido de una relación costo – beneficio ambiental, en la cual se ofrece un cierto provecho a cambio de alguna forma de sacrificio.

Esta manera de llevar adelante estudios sobre temáticas incluyentes de lo profano y lo masónico, develando la relación o impacto del fundamento filosófico de nuestro Rito con el contexto, sin duda es algo novedoso, que bien podrá ser liderada por nuestra Academia Masónica de Estudios, partiendo de este primer esfuerzo que seguro estará fortalecido con el entusiasmo y dedicación de nuestros Il:. HH:.

Os agradezco, mis II:. HH:. Por vuestra atención.

Jorge Enrique Inofuentes Peix, 33°

[1] http://www.significados.com/medio-ambiente/

[2] http://www.monografias.com/trabajos15/medio-ambiente-venezuela/medio-ambiente-venezuela.shtml#ixzz43SrzX2kH

[3] http://www.definicionabc.com/medio-ambiente/medio-ambiente.php.

[4] Montes de Oca I., 2005, Enciclopedia Geográfica de Bolivia, Editorial Atenea S. R. L. La Paz – Bolivia, pag. 397.

[5] Nicola Abbagnano, 1961, Diccionario de Filosofía, pág. 445.

IVº, Portada