Escocismo de Bolivia

abril 5, 2018

LA IGUALDAD

Desde que nos iniciamos, nos indican de una triada básica del ser Masón; Libertad, Igualdad y fraternidad. Virtudes reiterativas en todos los grados, como para nunca perder el rumbo. Sin embargo, la naturaleza humada, la ignorancia, la ambición, el fanatismo y la envidia contaminan a diario a éstas, tanto dentro como fuera de nuestros templos; tanto a masones como a profanos

El tema de la igualdad es y ha sido un asunto tratado desde los albores de la humanidad y dependiendo de las circunstancias y entornos se le ha dado diferentes interpretaciones y usos y abusos.

Confieso que abordad el tema de forma espontánea y sincera, podría no ser totalmente exhaustiva y profunda como uno quisiera, pero si estoy convencido que podría ser malinterpretada o despertar susceptibilidades o herir egos. Me arriesgaré a dar algunas opiniones, a través de una presentación coloquial, no sin antes advertir que no tiene ninguna intencionalidad y solo reflejar ideas y percepciones basadas en la libertad de expresión y conciencia y por supuesto con la benevolencia de la tolerancia de mis hermanos

Estaban sentados padre Masón y su hijo adolescente tomando una taza de té a la sobra de un frondoso árbol en un atardecer que invitaba a filosofar. En un momento el hijo pregunto:

Padre, ¿tu eres masón? Si hijo, ¿Por qué me lo preguntas?

– Es que he escuchado cosas en el pueblo y entre mis compañeros y quisiera poder tener algunas respuestas.

Adelante

– Se dice que uno de los temas importantes para los masones es la igualdad. ¿Qué entiendes por eso?

Pues bien, vayamos con calma.

Si nos referimos a la definición, es pues una condición o circunstancia de tener una misma naturaleza, cantidad, calidad, valor o forma, o de compartir alguna cualidad o característica, Desde el punto de vista del origen: proviene del latín aequalĭtas, la igualdad es la correspondencia y proporción resultante de muchas partes que componen un todo uniforme.

En el campo de la matemática, una igualdad es una equivalencia de dos expresiones o cantidades

Desde el punto de vista social, se conoce como igualdad social al contexto o situación donde las personas tienen los mismos derechos y las mismas oportunidades en un determinado aspecto o a nivel general.

La igualdad del ser humano es aquella a ser reconocidos como iguales ante la ley y de disfrutar de todos los demás derechos otorgados de manera incondicional, es decir que la igualdad ante la ley es un principio que reconoce que todos los ciudadanos tienen capacidad para los mismos derechos

La igualdad es el trato idéntico que un organismo, estado, empresa, asociación, grupo o individuo le brinda a las personas sin que medie ningún tipo de reparo por la raza, sexo, clase social u otra circunstancia plausible de diferencia o para hacerlo más práctico, es la ausencia de cualquier tipo de discriminación.

Este derecho fue una de las principales reivindicaciones en la Revolución Francesa en el siglo XVIII, junto con la fraternidad y la libertad, inspirada en los constitucionalistas y humanistas ilustrados.

– Pero papá, te pregunté que es para ti como Masón

Querido hijo, no me está permitido revelar nada de lo ocurrido en logia, sin embargo, te diré algunas cosas, que por otra parte son de sentido común o de propiedad universal.

Para mí la igualdad es una virtud que me enseña que no hay ningún ser humano ni primero ni último, la que me dice que todos los hombres somos iguales por naturaleza, Pero ésta debe entenderse por idénticos derechos y deberes ante la ley y no en otro sentido. En nuestro mundo, todos los seres humanos somos diferentes, únicos, irremplazables: bajos, altos rubios, morenos, etc.

En la realidad estos conceptos no se dan. No existe, en mi opinión igualdad, ni entre los seres humanos ni en la justicia. Basta ver la triste realidad de nuestro país

– Papá, esto quiere decir, que cada persona debe ser tratada teniendo en cuenta sus particularidades para que, además de ser igualitarios, seamos también justos Aristóteles decía la justicia pasa por tratar de igual forma a personas que son iguales, y tratar de forma desigual a personas que son desiguales. Cuando estos preceptos no se cumplen es cuando aparecen las injusticias. ¿Qué es justo y qué no? Difícil saberlo y definirlo. La justicia depende de los valores de una sociedad, de una institución y de las creencias individuales de cada persona, sea masón o no.

La igualdad contiene una serie de principios. El primero es la igualdad formal, que establece que a lo igual se lo debe tratar de forma igual. Esto se traduce en que:

  • Es justo tratar de forma igual a las personas que son iguales, y
  • Es justo tratar de forma desigual a las personas que son desiguales.

La injusticia surge, cuando se trata a los iguales de forma desigual y a los desiguales de forma igual. Este principio formal de la igualdad contiene la condición de la imparcialidad, mediante la cual se exige que no se haga ninguna diferencia injustificada

El segundo principio es el de la igualdad proporcional, que especifica la igualdad formal en el sentido en que determina que cuando hay factores que demanden un tratamiento desigual o una distribución desigual de bienes, debido a que las personas son desiguales en perspectivas relevantes, el tratamiento que sea proporcional con esos factores es justo

– ¿La masonería discrimina?

Lamentablemente la masonería es una Institución humana y por tanto imperfecta. Si, …si discrimina, por ejemplo, en uno de sus Landmarks no permite el ingreso de personas con alguna discapacidad. En nuestro país no permite el ingreso de mujeres. Por otro lado, existe una discriminación en la práctica, no en la doctrina, que se refleja en la capacidad económica de las personas. Eres regular si estás a cubierto con tus óbolos, sin tomar en cuenta otras virtudes que podrías tener. ….Hoy en día, en la realidad del país, existen varios hermanos que conozco, que por sus méritos podrían ascender de grados, pero no lo hacen porque cada ascenso implica mucha plata. La única condición de ingreso debería ser que las personas sean libres y de buenas costumbres. Y nada más!!!!!!

– En la masonería ¿hay igualdad?

Nuevamente querido hijo, y a pesar mío, no hay igualdad. Hay demasiados egos, demasiados títulos, demasiadas ambiciones e intolerancias, que se reflejan en lo cotidiano y en las logias. Es cierto, no en todos sus miembros, pero parecería que mientras más subes, más subes de grados, más exiges loas, elogios y “tratamientos reverenciales” especiales. Son parte de la tradición, pero si se usan mal, el resultado es la desigualdad. No digo que el subir en grados sea malo, es muy bueno y debería ser fruto del esfuerzo, el estudio, el perfeccionamiento y el comportamiento individual meritorio entre otras cosas, tanto con sus hermanos como en la vida profana. A veces hay masones que no deberían estar en la orden y profanos que deberían ser masones.

– ¿Entonces qué pasa?

Mira hijo, el sentido de la lucha por la libertad es la igualdad frente a la ley. Lo esencial en la exigencia de la igualdad ante la ley es que los hombres sean tratados en forma igual, aunque ellos sean diferentes. Y esa ley pasa por derecho puro y simple, como por el comportamiento del ordenamiento de las instituciones a ejercitar la igualdad. Los esfuerzos por la vida, por el progreso, por la igualdad, por la convivencia, por la justicia, por la equidad y por la tolerancia, aunque sean descalificados por los fanáticos de cualquier tiempo y lugar, no deben conducirnos al silencio, la ceguera, la sumisión o la indiferencia. Y eso significa que estos temas se debatan abiertamente, sin prejuicios, sin simpatías o antipatías, como dicen los juristas, basados en la discusión fraterna para mejorar en la virtud. Como los demás valores, la justicia y la igualdad deben cultivarse y mantenerse en casa siempre. Esto empieza en el trato hacia los hijos, la esposa y trascender hacia los vecinos y la comunidad. Y obviamente al interno de la Institución Masónica.

– Y papá, si existen todas esas imperfecciones, ¿Por qué sigues e insistes en ser masón?

Porque nunca he perdido la esperanza ni la fe en que las cosas cambien, no por voluntades externas, como es la posición etno-andino-centrista de nuestros gobernantes actuales, sino por el esfuerzo individual y colectivo de los hombres. Porque creo en el hombre, como ser racional a hacer posible que todo vaya perfeccionándose, a que los valores y virtudes se propaguen y se enseñen. ¡Y esto creo que puede hacer la masonería!

La dignidad y la libertad caracterizan bien a la condición humana. El hombre es digno por el hecho de ser quien es, porque todo lo que es, comporta inexorablemente una cierta perfección. El hombre en cuanto que ser, entonces, entraña una cierta perfección. Pero esta perfección ni es absoluta por el hecho de ser hombre, ni está realizada espontáneamente desde la iniciación de la vida. Es relativa, y en tanto que relativa y no realizada totalmente, es una perfección arriesgada, vulnerable, imperfecta.

Esto quiere decir que la perfección del hombre que ha de realizarse en el tiempo es una perfección perfectible. Precisamente lo perfectible de esa perfección, su pretensión de llegar a ser lo que todavía no es, es lo que exige y hace posible la emergencia del concepto de progreso. Así mismo la dignidad y la igualdad del hombre está urgida y llamada a progresar.

Sigo en la masonería porque la masonería es, ante todo: apertura. Apertura de las mentes, del intelecto y de los espíritus para poder aprender a ser virtuosos. A la búsqueda de la verdad interna que eviten que desarrollemos nuestras existencias entre verdades regaladas que nos impidan el contacto con el resto de la sociedad y a ejercitar la saludable autocrítica.

Para ello se requiere determinación, fuerza, poder de voluntad, carácter y sobre todo humildad, para someter al ego y lograr percibir en la mayor plenitud posible, la realidad de lo que somos, lo que deseamos ser, y de lo que somos capaces de ser. Y sobre todo percibir al otro ser humano en toda su integridad, para que, cada uno con su propio tiempo e historia contribuyamos a un mundo mejor.

Pero cuando la historia es comprendida solo como una continuidad progresiva, evolutiva, superadora, perfectible – que siempre nos sitúa hacia el futuro -, miramos el porvenir con ingenua esperanza, dejamos de lado el ejercicio de recuperar en la memoria un pasado que no debería repetirse.

El presente no está separado, escindido, liberado de un pretérito que quedó sepultado con los muertos. No hemos asistido aún, por ejemplo, a dar sepultura definitiva a la injusticia, a la desigualdad, a la inequidad, entre otros. Como podrás comprender, no existe igualdad hasta el momento.

Como decía Descartes: Dos cosas contribuyen a avanzar: ir más deprisa que los otros o ir por el buen camino Y nosotros debemos ir siempre por el camino correcto, de vencer a la ignorancia, al fanatismo y a la ambición, esas tres malas hierbas que a menudo prosperan en el jardín de nuestro crecimiento personal.

Y finalmente entender que no podrá haber paz, ni interior ni colectiva, si no tenemos libertad. Sólo con la libertad de pensamiento, palabra y acción podremos acercarnos a la justicia y a la igualdad delante de la ley.

– Gracias Pa…….

He cumplido

Príncipe del Tabernáculo      J. Armando N. C. 24°

Campamento de Cochabamba, 05 de abril 2018 e:. v:.

XXIV°