Escocismo de Bolivia

octubre 30, 2015

LOS SOFISMAS QUE EXTRAVIAN AL MASON

U:.T:.O:.S:.A:.A:.G:.I

S:.E:.P:.

Deseo explicar brevemente que significa un sofisma:

Se conoce como sofisma al argumento o raciocinio falso, formulado con la finalidad de inducir en el error al adversario. En cuanto a su etimología, sofisma proviene de la palabra “sofista”, y esta de origen griego “sophía” que significa “sabiduría” y “sophos” que expresa “sabios”

En Masonería No cabe libertad sin igualdad

Y todos pensamos en el sofisma de la “libertad de trabajo”, sí, la “libertad” del fuerte para imponerse al débil, la “libertad” de un niño de guardería para enfrentarse “libremente” al campeón del mundo de los pesos pesados y, “libremente” disputar el título mundial. Quienes falazmente reclaman “libertad” sin igualdad no albergan otro propósito que abusar de los débiles, solo pueden recibir el apelativo de escoria y, por supuesto, jamás podrán ceñirse el mandil masón ni hacer oír su voz en un foro de hombres justos.

Ahora bien, no debemos confundir la idea de igualdad.

Igualdad no implica que todos seamos iguales, Ni la genética, ni el esfuerzo determinan que todas las personas nazcan y se desarrollen iguales. La igualdad radica en que todos tengan derecho a coronar objetivos con, más o menos, la misma dosis de esfuerzo.

No significa igualdad que una enfermera, por muy digna que sea, deba ganar lo mismo que un médico que consumió miles de horas frente a los libros en detrimento de la diversión. Esto no solo no sería igualdad, sino que encendería una enorme injusticia.

La igualdad implicaría que tanto la enfermera como el médico hubieran gozado de similares oportunidades para perseguir sus metas, y que, una vez coronadas, los hijos de cada uno siguieran gozando de parecidas oportunidades… ¿utopía?… la historia demuestra que la utopía es utopía hasta que deja de serlo y se transforma en realidad.

La extinción de la desigualdad daría como resultado al triunfo de la verdad y del raciocinio contra los sofismas, el fanatismo y el error.

Tampoco debemos olvidar, que nosotros los Masones, tenemos un elevado concepto particular de nuestros Deberes para con la DIVINIDAD, cuyo espiritualismo, consiste en aprender a cumplir, con los dictados de una SANA CONCIENCIA, cuando las VIRTUDES HUMANAS, llegan a apoderarse de los Corazones Nobles, hasta llevarles el convencimiento, de que el ATEISMO es una Debilidad Moral, impropia de los Hombres Libres e Independientes; ya que hemos confirmado plenamente, que todas las Religiones, llevan como base principal en sus Rituales y en sus Dogmas, a la más ESTRICTA MORAL, y al más PERFECTO ORDEN MATERIAL, razón por la cual, queda íntegramente justificado, el hecho evidente por el que debemos COMBATIR al OSCURANTISMO, a la SUPERSTICION y a1 FANATISMO, tan perjudiciales como la propia IGNORANCIA; pero con la convicción de que con ello evitamos la propagación del origen que da lugar a creer en los FALSOS SOFISMAS.

Estos son también los motivos, que la Masonería ha tomado en cuen­ta, para ejercer una ARDUA LABOR CIVILIZADORA Y DESFANATI­ZANTE; para poder sostener, los Sublimes Principios que dan la idea de la LIBERTAD DEL PENSAMIENTO, y de la CONCIENCIA HUMANAS, circunstancia que le permite de una manera eficaz, combatir los ERRORES y lograr desechar, todo aquello que tiende a ESCLAVIZAR la buena FE de los hombres, y la INOCENCIA de los Pueblos que por circunstancias especiales, se encuentran sumidos en la IGNORANCIA; puesto que, den­tro de ese ambiente, es donde se encuentran los campos propicios para desarrollar una acción ilimitada, que permita aceptar dócilmente, los FALSOS IDEALES.

Hombres escogidos que guardaban en su seno los resplandores de la geometría divina, se organizan para estudiar el plan del templo y reedificarlo en la conciencia. El enemigo triunfaba, y era necesario el misterio. La masonería se organiza como una conspiración tenebrosa para salvar la luz, para fecundizar el testamento, y desde entonces circula en las entrañas de la tierra como las vetas de oro que es necesario arrancar con el esfuerzo. Los masones quieren que sus columnas sean de oro y por eso se sumerge en la tierra para arrancarlo y hacerlo circular con el sello de las palabras sagradas, moneda divina que asegura el comercio de los productos de la ciencia y de la fraternidad.

Derribado el templo, la sociedad quedaba sin albergue, las pasiones sin límites, las acciones sin compás, las personalidades sin nivel, el hombre sin escuadra para adaptarse, a la formación, a la colocación de las piedras del edificio.

Era necesario volver a recoger esos despojos sembrados por el naufragio, volver a enseñar el uso de los instrumentos, a descifrar el plan perdido. De otro modo el hombre viviría a merced de sus pasiones, despotizado por el hombre, explotado por el fuerte, sin recibir el salario de sus obras. Era necesario elevar el altar del sacrificio, piedra fundamental de la sociedad, hogar divino cuya luz es la ley, cuyo fuego es el alimento de los pueblos. Y todo esto es la tentativa de todas las religiones de la tierra.

Todas ellas conservan fragmentos del divino testamento. No hay sociedad sin religión, y no hay religión sin templo. El templo es, pues, la obra de todos, el esfuerzo de todos.

¿Cuál es, entonces, el templo de la masonería? El templo universal. Es en esto que se distingue de todas las religiones. Es en esto que consiste la superioridad de su arquitectura.

Reconocer lo innegable, afirmar el axioma de la existencia, que es Dios, y el vínculo que a él nos une, la inmortalidad del alma. Aceptar lo que tienen de común las religiones de la Tierra, para formar una Iglesia más vasta que todas las iglesias, un gobierno más libre que todos los gobiernos, una religión más universal que las religiones existentes, respetando a todas como emanaciones del mismo principio. Asociar las razas, pacificar los partidos, unir las naciones, combatir el error, libertar al hombre de la tiranía de las pasiones, de la tiranía de los hombres, abolir el tormento, el tráfico de esclavos, apagar las hogueras, disipar la intolerancia, practicar la igualdad y la beneficencia, contribuir al desarrollo físico, moral e intelectual de la humanidad, combatiendo la miseria con la caridad y la asociación, he ahí algo del programa de la masonería, he ahí algunos de los títulos con que se presenta ante la historia de los pueblos. La masonería puede ver sus trofeos en la mejora de las costumbres, en los principios consignados en las constituciones y los códigos.

Si el alma humana, fatigada de las luchas de la tierra e insaciable por un bien, por una felicidad que no encuentra, si los pueblos fatigados doblan la cerviz a los tiranos, y someten su inteligencia al error; si los males y el despotismo, la anarquía, los odios, se enseñorean del gobierno de las sociedades, la masonería abre sus puertas a esas almas, conserva y fecunda en su templo el fuego divino de la palabra de verdad, y extendiendo sus iniciaciones puede llegar a ser la dirección oculta de la política, y la esperanza de todos los que sufren.

Somos nuevos, pero ved la antigüedad de nuestra tradición; la bandera de la masonería se despliega en la ribera del Plata para servir a la causa de la religión universal, a la causa de la democracia, y a la práctica de la caridad.

Tengamos constancia para sostenerla. Ya vemos sus efectos. Bendiciones misteriosas circulan, y el anciano, el huérfano, el enfermo, la mujer desvalida, reciben la ofrenda de los hijos de la viuda. Tengamos amor y veneración por nuestras fórmulas. Ellas han recibido las miradas de todos los pasados combatientes.

Los siguientes Sofismas los escuche en charlas con HH:. Los cuales quiero que sirvan de ejemplo:

El fin de una acción es su perfección.

(Así por ejemplo el fin de la semilla de maíz es una planta desarrollada adulta).

La muerte es el fin de la vida.

La muerte es la perfección de la vida.

El término “fin” en la primera premisa se emplea con el signifi­cado de acabamiento o máximo desenvolvimiento de algo, o sea el punto de plenitud hacia el cual tiende el ser de la cosa en su crecimiento, como cuando se dice que el fin de una semilla de una planta adulta.

Pero el mismo término “fin” en la segunda premisa se emplea con el significado de último aconteci­miento o momento en el cual una cosa deja de existir. Ambos sig­nificados son legítimos en nuestra lengua castellana; pero resulta ilegítimo el confundirlos en el curso del razonamiento, como sucede en el ejemplo dado.

Conclusión Personal

Muchas veces Filosofamos y conversamos sobre temas muy apasionantes, los cuales naturalmente dan lugar a diferentes interpretaciones, pero quizá el trasfondo es más simple de lo que creemos.

Creer y pretender que con solo ser un iniciado somos hombres buenos y perfectos. Recibir grados y ser más sabios que el resto de los HH:.

El poseer un cargo en una oficialidad me convierte en más responsable y de mayor jerarquía que un H:. que trabaja en su columna.

Son pensamientos que tienen un rasgo de verdad sin duda, pero son vanos si no tratamos de mejorar cada día, tener más grados y no compartir el conocimiento, ser oficial de nombre y no ejercer una verdadera Masonería cuando se ocupa un cargo.

Todos son sofismas que están muy dentro de  nosotros y el peor error es creerlos como una verdad absoluta.

Gracias al G:.A:.D:.U:. Existen momentos de luz en nuestro pensamiento o HH:. Que nos ayudan a crecer y a revertir este tipo Sofismas para convertirlos en realidades.

He cumplido Pod.·. M.·.

M.·. Sec. Eduardo V.·. E.·.
Maestro Secreto

Bibliografía

 

  • Catecismo Grado 4to
  • El Secreto Masónico Develado de José Antonio Ullate Fabo
  • La masonería, escuela de formación del ciudadano de Pedro F. Álvarez Lázaro

 

IVº, Portada